¡Ay que sí Antonio!, qué bonita poesía. Me ha hecho rememorar aquellos
campos de mi tierra, sembrados de cereal y adornados con las románticas
amapolas.
No hay por estas tierras donde vivo, ahora están los naranjos en
flor y huele a azahar. Casi tanto, como mi querido Aguilar a vainilla.
Un saludo.