AGUILAR DE CAMPOO: Tampoco soy dada a los versos Ñirre, y ¡cuidado, que...

Tampoco soy dada a los versos Ñirre, y ¡cuidado, que me gustan un montón!. Tambien prefiero dejarlo en manos de entendidos, Emigrao, Libertad, Antonio Escudero y muchos/as más.
La rosa es tan delicada y primorosa que no me resisto a dejar aquel bonito y enternecedor poema de nuestro conocido poeta, y se lo dedico "muy especialmente" a los padres que acompañan a su hija al altar, (bueno, al altar o al juzgado, que para el caso es igual)

--LA ROSA Y EL JARDINERO--
Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente
de cristal;
era, a su borde asomada,
una rosa inmaculada
de un rosal
Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él.

A la orilla de la fuente
un caballero pasó
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.

Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así, plañidero,
receloso de su mal:

− Rosa la más delicada
que por mi amor cultivada
nunca fue;
rosa la más encendida
la mas fragante y pulida
que cuidé;
blanca estrella que del cielo,
curiosa de ver el suelo,
resbaló
a la que una mariposa
de mancharla temerosa
no llegó.

¿Quién te quiere? ¿Quién te llama?
¿Por tu bien o por tu mal?
¿Quien te llevo de la rama,
que no estas en tu rosal?
¿Tú no sabes que es grosero
el mundo? ¿Que es traicionero
el amor?
¿Que no se aprecia en la vida
la pura miel escondida
en la flor?

¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
virginal?
¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
infernal?

¿Quién te cuida con esmero
como el viejo jardinero
te cuidó?
¿Quién por ti sola suspira?
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
como yo?

¿Quién te miente que te ama
con fe y con ternura igual?
¿Quién te llevo de la rama,
que no estás en tu rosal?
¿Por qué te fuiste tan pura
de otra vida a la aventura
o al dolor?

¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Qué a tu inocente deseo
soñador?

En la fuente limpia y clara,
espejo que te copiara
¿no te di?
Los pájaros escondidos,
¿no cantaban en sus nidos
para ti?
Cuando era el aire de fuego,
¿No refresqué con mi riego
tu calor?
¿No te dio mi trato amigo
en las heladas abrigo
protector?
Quien para si te reclama,
¿te hará bien o te hará mal?
¿Quién te llevo de la rama,
que no estas en tu rosal?

Así un día y otro día
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía
imaginando dolores,
desde aquel en que a la fuente
un caballero llegó
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.

Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.