Hola a todos. Necesito ayuda. Busco una foto de la calle Tobalina, entrando por el arco la antigua casa que había a la izq. Era donde vivia mi abuela y me trae recuerdos de mi niñez. Hoy vivo en Cartagena y no puedo viajar por enfermedad física. Y quisiera recordar momentos emotivos de entonces. Si alguien tiene agradecería que la mandaran a: mandragoraletal@hotmail. es Muchas gracias.
Estimados foreros: ¿Qué significó para ti el monte Bernorio? Animo a los foreros a expresar la impresión que guardan de este importante monte de nuestro pueblo.
Todos tenemos recuerdos de nuestra niñez, y, evidentemente, uno de los más entrañables, sin duda, es el de este monte siempre presente al rememorar las numerosas visitas realizadas. Lo recuerdo como un monte mágico, lleno de misterio y con numerosas historias y relatos circulando entre el vecindario. Aquellas excursiones en las tardes de los domingos, remontando a duras penas las empinadas rampas, no se olvidan fácilmente. Al hacer un descanso y retroceder la mirada hacia el pueblo, éste se empequeñecía; y al caer de la tarde solamente destacaban la fumarolas de la chimeneas de las casas que caldeaban el ambiente para el regreso. En la cima todo era destrucción y pedregal. Esto solamente nos servía para el juego. Difícil imaginar que encerraba tanta grandeza. Apetecía refrescar las gargantas con el agua cristalina de las numerosas fuentes que afloran en sus laderas. Sobresalían en la cima los numerosos rectos de embases de comida y casquillos de balas, que proliferaban entre las ruinas. Reliquias pasajeras de la guerra que tanta impresión causaban. El Bernorio siempre perdura en el recuerdo como el monte idolatrado en el que se mezclan las hazañas, la majestuosidad y lo mítico. Felipe Ruiz
Todos tenemos recuerdos de nuestra niñez, y, evidentemente, uno de los más entrañables, sin duda, es el de este monte siempre presente al rememorar las numerosas visitas realizadas. Lo recuerdo como un monte mágico, lleno de misterio y con numerosas historias y relatos circulando entre el vecindario. Aquellas excursiones en las tardes de los domingos, remontando a duras penas las empinadas rampas, no se olvidan fácilmente. Al hacer un descanso y retroceder la mirada hacia el pueblo, éste se empequeñecía; y al caer de la tarde solamente destacaban la fumarolas de la chimeneas de las casas que caldeaban el ambiente para el regreso. En la cima todo era destrucción y pedregal. Esto solamente nos servía para el juego. Difícil imaginar que encerraba tanta grandeza. Apetecía refrescar las gargantas con el agua cristalina de las numerosas fuentes que afloran en sus laderas. Sobresalían en la cima los numerosos rectos de embases de comida y casquillos de balas, que proliferaban entre las ruinas. Reliquias pasajeras de la guerra que tanta impresión causaban. El Bernorio siempre perdura en el recuerdo como el monte idolatrado en el que se mezclan las hazañas, la majestuosidad y lo mítico. Felipe Ruiz