! Hola muchachos de el Pisuerga! Lo prometido es deuda, y aquí estoy, a la vez que en esa ciudad, que merece la pena pasear entre las columnas de hermosa piedra (Piedras que hasta yo he labrado, tomadas de los alrededores de Quintanilla) Columnas que yo he admirado, por su color blanco, rojizo, amrillento, y que de los desperdicios o escombrera cercana, trabajara algunas, que hoy lucen en mi pueblo.
Pero como ese pueblo es poesía, al igual que el mio, y de ambos, sus piedras, hablan voces nostálgicas... esta poesía, que leva casi un mes aquí, cerca de mí, sin todavía encerrarla en la carpeta. Voy a llevarla hasta las orillas de El Pisuerga.
NO LLORES MAS...
Mis lágrimas quisieron estar contigo
desde aquel día y para siempre.
Era tal en deseo de tenerte...
que aún lagrimea mi corazón herido.
Aún, están presentes aquellos ojos niños.
Aún me crecen, tus flores... aún me crecen
en estas mis tardes, largas que atardecen
con aquellas tus lágrimas, tras aquel suspiro.
No llores mas- te dije- Yo no tenía
mujer, que unos, raquíticos olivos...
unos pobres barbechos, donde los trigos,
no colmaban mi artesa; no crecían
altos Y espigados, no entendían... medían
tus padres por fanegas, aquel amor nacido
reciente, y te empujaron sin piedad a el olvido:
a la amargura. A las tristezas tuyas y las mías.
Me miraste después... Se que aún miras
desde aquel cielo de pronto oscurecido.
Se que aún sueñas, que aún vives y has vivido,
miles de horas, oscuras, largas y vacías.
Se de tu dolor... tu pesar: se de tu herida
sangrante, en la ausencia de mis besos.
Se de el dolor punzante en tu pecho y en mi pecho
Se de tu camino y de el mío, siempre, cuesta arriba.
Se bien hoy de tus lagrimas vertidas.
Se muy bien se apagaron mil luceros.
Se muy bien que aún esperas y no puedo
hoy secar, tus lágrimas muy crecidas.
Se muy bien que ni pudo llamarte amiga
ni prestarte tan siquiera mi pañuelo.
Se muy bien de tu llanto rodando por los suelos
con mi llanto que desde entonces me camina.
LIBERTAD
Pero como ese pueblo es poesía, al igual que el mio, y de ambos, sus piedras, hablan voces nostálgicas... esta poesía, que leva casi un mes aquí, cerca de mí, sin todavía encerrarla en la carpeta. Voy a llevarla hasta las orillas de El Pisuerga.
NO LLORES MAS...
Mis lágrimas quisieron estar contigo
desde aquel día y para siempre.
Era tal en deseo de tenerte...
que aún lagrimea mi corazón herido.
Aún, están presentes aquellos ojos niños.
Aún me crecen, tus flores... aún me crecen
en estas mis tardes, largas que atardecen
con aquellas tus lágrimas, tras aquel suspiro.
No llores mas- te dije- Yo no tenía
mujer, que unos, raquíticos olivos...
unos pobres barbechos, donde los trigos,
no colmaban mi artesa; no crecían
altos Y espigados, no entendían... medían
tus padres por fanegas, aquel amor nacido
reciente, y te empujaron sin piedad a el olvido:
a la amargura. A las tristezas tuyas y las mías.
Me miraste después... Se que aún miras
desde aquel cielo de pronto oscurecido.
Se que aún sueñas, que aún vives y has vivido,
miles de horas, oscuras, largas y vacías.
Se de tu dolor... tu pesar: se de tu herida
sangrante, en la ausencia de mis besos.
Se de el dolor punzante en tu pecho y en mi pecho
Se de tu camino y de el mío, siempre, cuesta arriba.
Se bien hoy de tus lagrimas vertidas.
Se muy bien se apagaron mil luceros.
Se muy bien que aún esperas y no puedo
hoy secar, tus lágrimas muy crecidas.
Se muy bien que ni pudo llamarte amiga
ni prestarte tan siquiera mi pañuelo.
Se muy bien de tu llanto rodando por los suelos
con mi llanto que desde entonces me camina.
LIBERTAD