En la presa del molino,
las ruedas sienten nostalgia
por los montones de trigo.
Ya no hay voces campesinas
que acompañen a los bueyes
para alimentar su brío.
Atrás quedaron los carros
que de la comarca entera
se acercaban al molino.
Del agua sólo sonido
en cien caídas de espuma
sobre el pedregal dormido
Las puertas están cerradas
los ventanales valdíos
sin ojos tras los cristales
sin manos sobre los trigos.
¡Qué solo quedó el molino!
Ni bueyes ya, ni camiones..
Sin la altura de la harina
que salpicaba el camino.
Las ruedas están calladas:
ya no funciona el molino.
Pero, las aguas del río
siguen bañando, en la presa,
las nubes que el viento lleva
en su rumbo peregrino.
Autor: Pablo Millán
las ruedas sienten nostalgia
por los montones de trigo.
Ya no hay voces campesinas
que acompañen a los bueyes
para alimentar su brío.
Atrás quedaron los carros
que de la comarca entera
se acercaban al molino.
Del agua sólo sonido
en cien caídas de espuma
sobre el pedregal dormido
Las puertas están cerradas
los ventanales valdíos
sin ojos tras los cristales
sin manos sobre los trigos.
¡Qué solo quedó el molino!
Ni bueyes ya, ni camiones..
Sin la altura de la harina
que salpicaba el camino.
Las ruedas están calladas:
ya no funciona el molino.
Pero, las aguas del río
siguen bañando, en la presa,
las nubes que el viento lleva
en su rumbo peregrino.
Autor: Pablo Millán