Don Juan me ha hecho mucha ilusión volver a verle, pues fue párroco de Alar durante los años que yo viví en Alar (años 1940 - 1947) En 1944, recibí mi primera
comunión de su mano y lo recuerdo con mucho afecto, aunque no volví a saber nada de él. El siguiente que conocí, fue Don Poli, sacerdote que al fallecimiento de mi padre le encargué una misa por el, y me atendió c on mucha amabilidad aunque no pudimos asistir la
familia por haber caido una gran
nevada que dificultaba la circulación por
carretera.
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