Y en ese punto crucial se levantaron las
escuelas. Los niños y niñas de
Becerril del Carpio a los que hay que admirar, porque tenían que desplazarse cada día unos cientos de metros para asistir a clase hiciera como hiciera, con frio, con calor, con
lluvia, con
nieve... algo inimaginable en estos tiempos...