Despues de la suculenta comida con que nos deleitó Salva, bien estaba un cafelito acompañado de larga tertulia en lugar tan acogedor como es el Centro Cívico.
Un día cansado en Becerril recorriendo el pueblo, ¡hermosísimo!. Su campo, silencioso como llamando al recogimiento y la meditación. Un día pleno despues de reponer fuerzas.
Gracias Becerril y a las extraordinarias personas que nos atendieron con unas maneras y lujo exquisito.