Como es lógico me quede petrificado. Me había
visto con sus ojos de linco, cuando, la conducían
en el sillón, me había reconocido y llamado por mi nombre
y patronimico, del que según su costumbre, se acordaba
perfectamente.
FEDOR DOSTOEVSKI
visto con sus ojos de linco, cuando, la conducían
en el sillón, me había reconocido y llamado por mi nombre
y patronimico, del que según su costumbre, se acordaba
perfectamente.
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