DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO
Pablo ofrece un magnifico pregón sobre la
voluntad de Dios, sobre la misión que nos
encomienda, el tesoro que pone en nuestras
manos; su hijo Jesús.
Somos continuadores de aquellos doce, enviados
por Jesús como ellos, y provistos de las mismas
armas. Palabra y pobreza. Pero no podemos hacernos
ilusiones; debemos estar preparados porque "el mundo
nos será hostil.
Los criterios de Jesús no son los criterios mundanos;
en el mundo, prevalecen la violencia, la avaricia, el
rencor... Todo lo que en el Evangelio se llaman "demonios".
Desde siempre ha sido así, los errores y mezquindades
del corazón humano resistiéndose contra el sueño de Dios,
su palabra y sus profetas.
Es muy triste la imagen de la primera lectura, en la que
el mismo sacerdote del templo del Norte comprende que
el profeta corre peligro por obedecer a Dios y anunciar
su palabra, y le sugiere que se vaya.
Amós como Pablo, como el mismo Jesús, siente que no puede
callar, que la palabra que Dios les encomienda es un fuego
irrefrenable, aunque puede llevarles a la muerte. ... (ver texto completo)
Pablo ofrece un magnifico pregón sobre la
voluntad de Dios, sobre la misión que nos
encomienda, el tesoro que pone en nuestras
manos; su hijo Jesús.
Somos continuadores de aquellos doce, enviados
por Jesús como ellos, y provistos de las mismas
armas. Palabra y pobreza. Pero no podemos hacernos
ilusiones; debemos estar preparados porque "el mundo
nos será hostil.
Los criterios de Jesús no son los criterios mundanos;
en el mundo, prevalecen la violencia, la avaricia, el
rencor... Todo lo que en el Evangelio se llaman "demonios".
Desde siempre ha sido así, los errores y mezquindades
del corazón humano resistiéndose contra el sueño de Dios,
su palabra y sus profetas.
Es muy triste la imagen de la primera lectura, en la que
el mismo sacerdote del templo del Norte comprende que
el profeta corre peligro por obedecer a Dios y anunciar
su palabra, y le sugiere que se vaya.
Amós como Pablo, como el mismo Jesús, siente que no puede
callar, que la palabra que Dios les encomienda es un fuego
irrefrenable, aunque puede llevarles a la muerte. ... (ver texto completo)