UN día el papa Juan XXIII, sin previo aviso
se presentó en la carpintería vaticana. Los
obreros, sudorosos, estaban trabajando. Su
Santidad les saludó diciéndoles:
-Hijos mío, veo que estís trabajando muy en
seco- y a continuación mandó que les trajeran
vino.
se presentó en la carpintería vaticana. Los
obreros, sudorosos, estaban trabajando. Su
Santidad les saludó diciéndoles:
-Hijos mío, veo que estís trabajando muy en
seco- y a continuación mandó que les trajeran
vino.