La liturgia es una experiencia accesible a los sentidos.
No solo a la vista o al oído, también al gusto, tacto y
olfato. El incienso, por ejemplo, hace posible que la alabanza
a DIOS comprometa este sentido corporal, tan importante para
la vida cotidiana, de modo que podamos decir de la liturgia,
como decimos de un perfume o un buen guiso." ¡Qué bien huele!".
No solo a la vista o al oído, también al gusto, tacto y
olfato. El incienso, por ejemplo, hace posible que la alabanza
a DIOS comprometa este sentido corporal, tan importante para
la vida cotidiana, de modo que podamos decir de la liturgia,
como decimos de un perfume o un buen guiso." ¡Qué bien huele!".