LA CONCIENCIA MORAL
En lo más profundo de su conciencia descubre
el hombre la existencia de una ley que él no
se dicta a sí mismo, pero a la cual debe
obedecer, y cuya voz resuena, cuando es
necesario, en los oídos de su corazón,
advirtiéndole que debe amar y practicar el
bien y que debe evitar el mal: haz esto,
evita aquello.
Porque el hombre tiene una ley escrita por
Dios en su corazón, en cuya obediencia
consiste la dignidad humana y por la cual
será juzgado personalmente. La conciencia
es el núcleo más secreto y el sagrario del
hombre, en el que este se siente a solas con
Dios, cuya voz resuena en el recinto más
intimo de aquella. Es la conciencia la que a
modo admirable da a aconocer esa ley cuyo
cumplimiento consiste en el amor de Dios y
del prójimo. La fidelidad a esta conciencia
une a los cristianos con los demás hombres
para buscar la verdad y resolver con acierto
los numerosos problemas morales que se presentan
al individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es
el prodominio de la recta conciencia, tanto mayor
seguridad tienen las personas y las sociedades
para apartarse del ciego capricho y para someterse
a las normas objetivas de la moralidad. ... (ver texto completo)
En lo más profundo de su conciencia descubre
el hombre la existencia de una ley que él no
se dicta a sí mismo, pero a la cual debe
obedecer, y cuya voz resuena, cuando es
necesario, en los oídos de su corazón,
advirtiéndole que debe amar y practicar el
bien y que debe evitar el mal: haz esto,
evita aquello.
Porque el hombre tiene una ley escrita por
Dios en su corazón, en cuya obediencia
consiste la dignidad humana y por la cual
será juzgado personalmente. La conciencia
es el núcleo más secreto y el sagrario del
hombre, en el que este se siente a solas con
Dios, cuya voz resuena en el recinto más
intimo de aquella. Es la conciencia la que a
modo admirable da a aconocer esa ley cuyo
cumplimiento consiste en el amor de Dios y
del prójimo. La fidelidad a esta conciencia
une a los cristianos con los demás hombres
para buscar la verdad y resolver con acierto
los numerosos problemas morales que se presentan
al individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es
el prodominio de la recta conciencia, tanto mayor
seguridad tienen las personas y las sociedades
para apartarse del ciego capricho y para someterse
a las normas objetivas de la moralidad. ... (ver texto completo)