En China se cuenta que fue el emperador
Sheng Nung, hombre sabio y erudito, quien
lo descubrió de modo accidental. Por motivos
de higiene solo bebía
agua hervida. Un día
, mientras descansaba debajo de un
árbol
solitario, el viento sopló y las hojas del
árbol cayeron en el agua hirviendo que sus
criados preparaban.