De nuevo, como ya secedía el Domingo de Ramos,
el centro de nuestra contemplación es la Pasión
del Señor. La vamos a leer en público, quizá
incluso de una manera dialogada, pero posible-
mente no nos baste.
El relato de la Pasiónm, muy probablemente
contado por un testigo presencial, es para
leerlo despacio, degustando, reflexionando,
sintiendo: porque nos tiene que llegar al
corazón.
Nos puede ayudar la estupenda frase; "Ha
sido probado en todo exactamente como noso-
tros", o la espectacular imagen profética de
Isaías.
Porque lo que imporat de verdad no es ante todo
saber, sino sentir, o como dice san Ignacio; "
gustar de las cosas internamente".
Hoy el el día para que nuestra oración no pretenda
saber, ni tampoco pedir, sino contemplar a nuestro
Señor crucificado, para entender el misterio humano,
para poner la confianza en el Padre, para dar, de
corazón, gracias a Jesús. ... (ver texto completo)
el centro de nuestra contemplación es la Pasión
del Señor. La vamos a leer en público, quizá
incluso de una manera dialogada, pero posible-
mente no nos baste.
El relato de la Pasiónm, muy probablemente
contado por un testigo presencial, es para
leerlo despacio, degustando, reflexionando,
sintiendo: porque nos tiene que llegar al
corazón.
Nos puede ayudar la estupenda frase; "Ha
sido probado en todo exactamente como noso-
tros", o la espectacular imagen profética de
Isaías.
Porque lo que imporat de verdad no es ante todo
saber, sino sentir, o como dice san Ignacio; "
gustar de las cosas internamente".
Hoy el el día para que nuestra oración no pretenda
saber, ni tampoco pedir, sino contemplar a nuestro
Señor crucificado, para entender el misterio humano,
para poner la confianza en el Padre, para dar, de
corazón, gracias a Jesús. ... (ver texto completo)