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CANTORAL (Palencia)

el campo en su máximo verdor

DOMINGO DE RAMOS
Hoy, Domingo de Ramos, podemos quedar distraídos de lo esencial: la entrada de
Jesús en Jerusalén no es un triunfo, sino un acto de supremo valor. Y es que él
sabe que si entra en Jerusalén lo van a matar. Pero siente que esa es su misión
y la cumple hasta el final.
Así es como lo entienden Isaías y también Pablo en su carta a los cristianos de
Filipos.
Y con esas pistas podemos leer la Pasión. Si habíamos esperado éxitos victoriosos,
conversiones en masa, aclamaciones de las naciones, estábamos muy equivocados. El
triunfo de Jesús es la cruz. Jesús no triunfa como Alejandro Magno o Napoleón,
imponiéndose a la fuerza. El triunfa aceptando la misión que le confía el Padre,
llegando al corazón de la gente; no por sumisión sino por conversión.
Los discípulos montaron una entrada triunfal, pero Jesús entró en el templo de
Jerusalén llorando, porque sabía que le iban a rechazar, y esto iba a ser su
ruina. Y es que Jerusalén estaba eligiendo entre su propia gloria y el Reino de
Dios. ... (ver texto completo)