Si el dolor de cabeza sobreviniese antes que
la embriaguez, nos guardaríamos de beber con
exceso. Mas el placer, para mejor enganarnos,
va por delante y nos oculta su séquito.
la embriaguez, nos guardaríamos de beber con
exceso. Mas el placer, para mejor enganarnos,
va por delante y nos oculta su séquito.