Nefertiti nos aguardaba, se recuperaba de
la fiebre, pero aún así estba sentada en
el jardín, reclinada al lado del estanque
de nenúfares. La luz de la luna se refle-
jaba en sus brazos esbeltos, se puso de
pie en cuanto nos vio.
la fiebre, pero aún así estba sentada en
el jardín, reclinada al lado del estanque
de nenúfares. La luz de la luna se refle-
jaba en sus brazos esbeltos, se puso de
pie en cuanto nos vio.