La vida no podía ser tan dura con ella.
Le escocian los ojos por el torrente de
lagrimas que escapaban como queriendo
aplacar un fuego que ardía descontrolado
en el interior de la pobre mujer.
ENRIQUE J. VILO TORRES
Le escocian los ojos por el torrente de
lagrimas que escapaban como queriendo
aplacar un fuego que ardía descontrolado
en el interior de la pobre mujer.
ENRIQUE J. VILO TORRES