Religión de verdad o de mentira. Conocimiento
de Dios o investigar curiosidades
inútiles. Evangelizar con palabras o vivir al
estilo de Jesús. Pagar el tributo al César o al
templo... Cuando le preguntan curiosidades,
Jesús nunca contesta a lo que plantean,
sino a lo debán haber preguntado.
El evangelio de hoy es un buen ejemplo.
Está claro que no se puede diferenciar e
entre lo del César y lo de Dios, porque
todo es de Dios. Más claro, lo que importa
es sí se responde a Dios, que es lo que
no hacen aquellos fariseos. Probablemente
por esto los de Tesalónica fueron los
preferidos de Pablo. Fueron los primeroas
de Europa que acogieron la Palabra y Pablo
les escribe siempre con enorme cariño.
Pero hay otra lección: fariseos, judíos,
tesalonicenses, griegos, el Rey Ciro, persas
europeos y tantos pueblos más. Nosotrso, la
iglesia, sabemos que Jesús nos confió la
Palabra, la Buena Noticia, para todos.
El objetivo es que todos le reconozcan.
Y no son precisamente nuestras palabras
las que les van a convencer.
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