Creo recordar en este lugar, muy visible desde la carretera, tres casas abandonadas. Felizmente parte de aquella ruina ha sido recuperada y hoy puede contarse entre las buenas viviendas del pueblo. Felicito al autor de ese milagro...
La ciudad se encendía de reflejos sobre la marina esmeralda.
La brisa era fragante, plena de azahares y tamarindos,
en el cielo, remoto y desierto, subían globos de verbena con
cauda de luces, Santa Fe celebraba su feria de otoño, tradición que venía del tiempo de los virreyes españoles.
Ramón maría del Valle Inclán.