En diciembre de 1943, el joven teniente
Charles L. Brown, de la United States Air
Force, aterrizó en Norfolk, Inglaterra, con su
bombardero B-17 casi destruido y toda su
tripulación malherida, después de bombardear
una fábrica de aviones en Bremen (Alemania).
Al presentarse ante sus superiores contó
que la misión se había realizado con éxito,
pero con un alto precio: el artillero de cola
había muerto y los demás tripulantes habían...