El famoso botafumeiro (en gallego esparcidor
de humo) es un incensario gigante que fascina
al peregrino, cuelga del techo de la catedral
y se balancea sobre las cabezas de los feligreses
impreegnando el ambiente de olor a incienso.
El primero se instaló en los siglos XIII O XIV
y trataba de disimular el hedor reinante fruto
de la falta de higiene de la época. Hay constancia
de que al menos en tres ocasiones el gigantesco
incensario se soltó de la cadena que lo sujeta...