Visitación no lo conoció al abrirle
la puerta, y pensó que llevaba el
propósito de vender algo. Ignorante
de que nasa podía venderse en un pueblo que se hundía sin remedio
en el tremedal del olvido. En mi casa siempre ha estado el Taco. Recuerdo
que siendo niña veía todas las noches a mi
padres quitar con cariño las hojitas de cada
día. Como lo hago yo ahora.
Pilar García (Tarancón, Cuenca)