Quién dirá que me hace daño,
aunque me beba un pellejo,
si una vez que bebí agua en ayunas
me hizo mal,
yo lo mandé desterrar a unas profundas lagunas.
Agua cristalina y clara,
madre de ranas y sapos ¿quieres que te beba yo?
No
¿Por qué?.
Porque el aguardiente y el vino son primos...