Buenas costumbres y dineros hacen
de los hijos caballeros. Yo, que no sé siquiera qué es malo ni qué es
bueno,/ y si busco las rosas y me aparto del
cieno,/es solo por instinto. Y no hay mérito
alguno,/en la obediencia fácil a un instinto
oportuno.
Y aún más: ¿pude hacer siempre todo lo que
he intentado?/ ¿Soy yo misma siquiera la que
había soñado?.../ ¿A quién hice feliz tan
siquiera un minuto.?.
¿Qué frente obscura y torva se iluminó deprisa...