Estos domingos vamos de monte en monte: el anterior, el monte
de la Tentación; hoy, el monte de la Transfiguración.
Todavía quedan dos, el monte Calvario y el monte de la Ascen-
sión.
Son como resúmenes de la vida de Jesús: la tentación, la pre-
sencia de Dios, la pasión y muerte, y el éxito final. Todo eso
incluidas la cruz y la muerte, son presencia de Dios, trabajo
de Dios por nosostros. Unas veces radiante, otras amarga. Como
la dura prueba de Abrahám, que nos horroriza hasta que enten-
demos... La inevitable consecuencia del enamoramiento
profundo es darse cuenta de que nadie ha
descrito, de forma adecuada, el tormento y el
extasis que supone esta condición.
Quevedo