Biraldo iba a preguntarle algo cuando ella colgó,
se quedo un instante oyendo absurdamente el pitido
del telefono, miró la carta manchada de barro,
tenía una fecha de octubre de dos años atras, con
un tenue sentimiento de honestidad hacia si mismo,
la guardo sin leerla y apagó la luz. En busca de consuelo yo vengo a tus altares
con mi alma entristecida y amargo corazón;
y pongo ante tus ojos, Señora, mis pesares,
y en lágrimas se baña la voz de mi oración.