"Quería un sitio hermoso y apartado, lo
que las agencias inmobiliarias traducen
en su particular código como tranquilo. O
en el culo del mundo, cuando el cliente no
está. Buscaba un lugar donde nadie me
conociera, en el que aferrarme a enseres
y recuerdos ajenos, un lugar al que no
llegaran las llamadas entrometidas ni las
personas con capacidad para herirme.
Necesitaba disolverme hasta casi, casi...