Lo que aquella muchacha diria de inmediato
era previsible, palabra por palabra, no impide
que su voz me estremeciera, nos estremeciera
, creo, a todos. O el saber no suprime el peso
opresivo que la pasión pone en el alma.
Gabriel Albiac.
era previsible, palabra por palabra, no impide
que su voz me estremeciera, nos estremeciera
, creo, a todos. O el saber no suprime el peso
opresivo que la pasión pone en el alma.
Gabriel Albiac.