"Desperdicios"
Manuel Dominguez Campos "Desperdicios". Matador de
toros, nacido en Gelves (Sevilla) el 27 de febrero
de 1816 y muerto en Sevilla el 6 de abril de 1866.
Cuentan que el origen de su apodo se lo puso el genial
Pedro Romero, quien, teniéndolo como alumno en la Escuela
de Tauromaquía de Sevilla, celebró su destreza y valor
con una de sus acostumbradas sentencias:" ¡Este muchacho
no tiene desperdicio!". A consecuencia de una grave
cornada sufrida en la plaza de El Puerto."Desperdicios"
perdió un ojo en 1853 lo que no le arredró ni se movió
a cortarse la coleta.
Recibió la alternativa del matador de toros Juan León
"Leoncillo, a cuya cuadrilla había pertenecido. Fue una
alternativa de urgencia para poder viajar como matador
de toros a América. A su regreso por tierras americanas,
el 10 de octubre de 1853 tomó nuevamente la alternativa
en Madrid de manos del Salamanquino, actuando como testigos
Cayetano Sanz y el Livi con toros de Vicente Martínez.
En 1858 cosechó tres sonoros triunfos en la Maestranza
sevillana, por vía de los cuales empezó a amenazar la
supremacía del número uno en aquellas fechas, Antonio
Sanchez,"El Tato". Pero al año siguiente, victima de una
dolencia que le afectó gravemente las articulaciones
de las piernas,"Desperdicios"inició su decadencia.
Para "Desperdicios" había ocho reglas de oro que todo
aquel que quisiera ser torero debia cumplir:
-El cobarde no es hombre y para el toreo se necesitan
hombres.
-El miedo da más cogidas que los toros.
-La honra del matador se encuentra en no huir ni corre
jamás delante de los toros teniendo muleta y espda
siempre en la mano.
-El espda no debe saltar nunca la barrera con el toro
en la plaza porque esto sería vergonzoso.
-Arrimarse bien y esperar tranquilamente la cabezada,
que el toro ciega al embestir y con un nada se evita
el derrote.
El torero no debe contar con sus pies sino con sus manos
y en la cara de los toros debe matar o morir antes que
volver la espada o achicarse.
-Parar los pies y dejarse coger, este el modo en que los
toros se asientan y se descubren bien para matarlos.
-Más se hace en la plaza con una arroba de valor y una
libra de inteligencia que al revés.
No sabemos cuántos siguieron las ocho reglas de "Desperdicios"...
LA Montera
Manuel Dominguez Campos "Desperdicios". Matador de
toros, nacido en Gelves (Sevilla) el 27 de febrero
de 1816 y muerto en Sevilla el 6 de abril de 1866.
Cuentan que el origen de su apodo se lo puso el genial
Pedro Romero, quien, teniéndolo como alumno en la Escuela
de Tauromaquía de Sevilla, celebró su destreza y valor
con una de sus acostumbradas sentencias:" ¡Este muchacho
no tiene desperdicio!". A consecuencia de una grave
cornada sufrida en la plaza de El Puerto."Desperdicios"
perdió un ojo en 1853 lo que no le arredró ni se movió
a cortarse la coleta.
Recibió la alternativa del matador de toros Juan León
"Leoncillo, a cuya cuadrilla había pertenecido. Fue una
alternativa de urgencia para poder viajar como matador
de toros a América. A su regreso por tierras americanas,
el 10 de octubre de 1853 tomó nuevamente la alternativa
en Madrid de manos del Salamanquino, actuando como testigos
Cayetano Sanz y el Livi con toros de Vicente Martínez.
En 1858 cosechó tres sonoros triunfos en la Maestranza
sevillana, por vía de los cuales empezó a amenazar la
supremacía del número uno en aquellas fechas, Antonio
Sanchez,"El Tato". Pero al año siguiente, victima de una
dolencia que le afectó gravemente las articulaciones
de las piernas,"Desperdicios"inició su decadencia.
Para "Desperdicios" había ocho reglas de oro que todo
aquel que quisiera ser torero debia cumplir:
-El cobarde no es hombre y para el toreo se necesitan
hombres.
-El miedo da más cogidas que los toros.
-La honra del matador se encuentra en no huir ni corre
jamás delante de los toros teniendo muleta y espda
siempre en la mano.
-El espda no debe saltar nunca la barrera con el toro
en la plaza porque esto sería vergonzoso.
-Arrimarse bien y esperar tranquilamente la cabezada,
que el toro ciega al embestir y con un nada se evita
el derrote.
El torero no debe contar con sus pies sino con sus manos
y en la cara de los toros debe matar o morir antes que
volver la espada o achicarse.
-Parar los pies y dejarse coger, este el modo en que los
toros se asientan y se descubren bien para matarlos.
-Más se hace en la plaza con una arroba de valor y una
libra de inteligencia que al revés.
No sabemos cuántos siguieron las ocho reglas de "Desperdicios"...
LA Montera