No habría de encontrar a nadie en
aquella hora, era siempre el primero
en llegar, pero caminaba rápidamente,
como si todos lo esperasen para oir
la noticia.
La alborozada noticia del final de
la
estación de las
lluvias. El rostro
del estanciero se abría en una sonrisa
feliz.
Jorge Amado.