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Cine que huele:
En 1959 se estrenó en Los Ángeles Scent
Mistery, una película de intriga en la que la
clave del misterio estaba en la colonia del
asesino. Por eso se utilizó una nueva tecnología
en su proyección: el aroma. Se trataba de
una máquina que rociaba la sala con unos
polvillos que simulaban olores. Pero a la mitad
de la proyección en la sala había tal mezcla de
olores que uno no sabía qué escena de la
película estaba oliendo.
El fracaso del aroma dio lugar a nuevas
formas de atraer al público. Una de las más
polémicas fue el Sensurround, estrenado en
la película Terremoto (1974), que hacía vibrar
las butacas simulando un temblor. El sistema,
desarrollado por RCA y Universal Studios,
añadía a la pelicula una banda sonora extra
inaudible al oído humano, pero que se sentía
en forma de vibraciones. También lo usaron
en La batalla de Midway 81976) y Montaña rusa
1977), pero los destrozos que causaba en los
cines-la escayola se desprendía de paredes y
techo-y las altas tarifas de alquiler del
sistema provocaron su desaparición.
Y peor aún fue el Tingler, que soltaba
descargas eléctricas en el asiento del espectador
durante la proyección de 13 fantasmas.