Era a Rosa y no a su hermana Getrudis,
que siempre salía de casa con ella, a
quien ceñían aquellas ansiosas miradas
que les enderezaba Ramiro. O, por lo
menos así lo creían ambos, Ramiro y
Rosa.
que siempre salía de casa con ella, a
quien ceñían aquellas ansiosas miradas
que les enderezaba Ramiro. O, por lo
menos así lo creían ambos, Ramiro y
Rosa.