¿Que será ese misterioso personaje, esa sublime
asamblea de potestades, bendita entre los bendi-
tos, arraigada en un pueblo glorioso, heredad del
Señor?. No se preocupe, en el fondo no es casi
nada, más que la necesidad de Israel de hablar
de Dios con el máximo respeto, incluso lejanía.
Para eso se crean símbolos e incluso personajes
fantásticos y misteriosos, tal como "la Sabiduría"
que se cita en el texto.
Pero ha sucedido una revolución: resulta que el
Verbo de Dios es de carne y hueso, visible, toca-
ble, Israel, en el desierto, hizo una tienda para
Dios, la Morada, y allí le adoraban, sin verle,
sin conocerle, porque allí no había nada. Pero
la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Jesús es esa palabra de carne y hueso, que vive
con nosotros, es el vecino de al lado como una
tienda más entre las nuestras.
Bonita imagen la de Juan: la palabra de Dios es
nuestro vecino, podemos charlar con él, invitarle
a tomar un café... ¡Ojalá el Padre de la gloria,
cómo le llama Pablo, nos haga caer en la cuenta de
quién es ese vecino, nos lleve a tratarle, a ha-
cernos amigos suyos, nos abra los ojos para des-
cubrirle a fondo!
asamblea de potestades, bendita entre los bendi-
tos, arraigada en un pueblo glorioso, heredad del
Señor?. No se preocupe, en el fondo no es casi
nada, más que la necesidad de Israel de hablar
de Dios con el máximo respeto, incluso lejanía.
Para eso se crean símbolos e incluso personajes
fantásticos y misteriosos, tal como "la Sabiduría"
que se cita en el texto.
Pero ha sucedido una revolución: resulta que el
Verbo de Dios es de carne y hueso, visible, toca-
ble, Israel, en el desierto, hizo una tienda para
Dios, la Morada, y allí le adoraban, sin verle,
sin conocerle, porque allí no había nada. Pero
la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.
Jesús es esa palabra de carne y hueso, que vive
con nosotros, es el vecino de al lado como una
tienda más entre las nuestras.
Bonita imagen la de Juan: la palabra de Dios es
nuestro vecino, podemos charlar con él, invitarle
a tomar un café... ¡Ojalá el Padre de la gloria,
cómo le llama Pablo, nos haga caer en la cuenta de
quién es ese vecino, nos lleve a tratarle, a ha-
cernos amigos suyos, nos abra los ojos para des-
cubrirle a fondo!