LA EPIFANÍA DEL SEÑOR.
Israel ya lo sabía, los, profetas ya lo habían
dicho: Dios no es de su propiedad, ellos no
son el pueblo exclusivo. Dios es de todos y
es para todos.
Pero, por lo visto, se le había olvidado.
Hasta tal punto que el mismo Pablo se
admira y habla del misterio que no había
sido manifestado a los hombres en otros
tiempos, que también los gentiles son co-
herederos, miembros del mismo cuerpo y
participes de la promesa en Jesucristo.
¿Por qué llama misterio a algo tan sencillo
de entender como es que Dios es de todos y
para todos? Porque habían sido tan presuntuosos
que pensaban que Dios era "de Israel" y que
no había en el mundo otro lugar para darle
culto que el templo de Jerusalén. Pues no,
Dios es de todos, y precisamente aquí y ahora
en Belén y recien nacido el niño, queda
agresivamente claro: ¿quién descubre y acepta
a Jesús?.
Unos insignificantes pastores y nos magos ex-
tranjeros. No los sacerdotes, no los doctores,
no los reyes, no los ricos.
Israel ya lo sabía, los, profetas ya lo habían
dicho: Dios no es de su propiedad, ellos no
son el pueblo exclusivo. Dios es de todos y
es para todos.
Pero, por lo visto, se le había olvidado.
Hasta tal punto que el mismo Pablo se
admira y habla del misterio que no había
sido manifestado a los hombres en otros
tiempos, que también los gentiles son co-
herederos, miembros del mismo cuerpo y
participes de la promesa en Jesucristo.
¿Por qué llama misterio a algo tan sencillo
de entender como es que Dios es de todos y
para todos? Porque habían sido tan presuntuosos
que pensaban que Dios era "de Israel" y que
no había en el mundo otro lugar para darle
culto que el templo de Jerusalén. Pues no,
Dios es de todos, y precisamente aquí y ahora
en Belén y recien nacido el niño, queda
agresivamente claro: ¿quién descubre y acepta
a Jesús?.
Unos insignificantes pastores y nos magos ex-
tranjeros. No los sacerdotes, no los doctores,
no los reyes, no los ricos.