Cuando vea usted el arcoiris, recuerde es
el arco de la guerra del Señor, colgado en
el firmamento como señal de paz. Es una
imagen ingenua. diríamos que prehistórica,
peo nos recuerda algo fundamental: Dios
no es un enemigo, no debe infundir temor.
Dios es parea la salvación, para la alegría,
para la felicidad.
Estamos en medio de una guerra dramática:
hay fuerzas que pelean contra nosotros, desde
dentro de nosotros mismos, para apartarnos
de Dios.
Hasta Jesús tuvo que arrostrar eso que lla-
mamos tentación. Es decir, dar las espalda
a Dios, buscar la felecidad lejos de él.
Pero Jesús sometido a la tentación como todos
los humanos, la vence por la fuerza del Espíritu.
La carta de Pedro lo entiende muy bien.
Por el bautismo entramos en el Reino de Jesús,
disponemos del Espíritu para resistir la tentación,
somos criaturas nuevas por la fuerza de Jesús, el
hombre lleno de Espíritu.
el arco de la guerra del Señor, colgado en
el firmamento como señal de paz. Es una
imagen ingenua. diríamos que prehistórica,
peo nos recuerda algo fundamental: Dios
no es un enemigo, no debe infundir temor.
Dios es parea la salvación, para la alegría,
para la felicidad.
Estamos en medio de una guerra dramática:
hay fuerzas que pelean contra nosotros, desde
dentro de nosotros mismos, para apartarnos
de Dios.
Hasta Jesús tuvo que arrostrar eso que lla-
mamos tentación. Es decir, dar las espalda
a Dios, buscar la felecidad lejos de él.
Pero Jesús sometido a la tentación como todos
los humanos, la vence por la fuerza del Espíritu.
La carta de Pedro lo entiende muy bien.
Por el bautismo entramos en el Reino de Jesús,
disponemos del Espíritu para resistir la tentación,
somos criaturas nuevas por la fuerza de Jesús, el
hombre lleno de Espíritu.