Estos domingos vamos de monte en monte: el anterior, el monte
de la Tentación; hoy, el monte de la Transfiguración.
Todavía quedan dos, el monte Calvario y el monte de la Ascen-
sión.
Son como resúmenes de la vida de Jesús: la tentación, la pre-
sencia de Dios, la pasión y muerte, y el éxito final. Todo eso
incluidas la cruz y la muerte, son presencia de Dios, trabajo
de Dios por nosostros. Unas veces radiante, otras amarga. Como
la dura prueba de Abrahám, que nos horroriza hasta que enten-
demos que el Señor no exige el sacrificio de Isaac.
Y aun en medio de muchas pruebas, de muchas oscuridades, una
frase de Pablo brilla como una guía imprescindible: "Si Dios
está con nosotros, ¿quién estrá contra nosotros?". Si imagi-
namos la tradicional escena del Juicio de Dios, Pablo la cam-
bia: entramos en el tribunal, el sillón del juez está vacio:
¡Dios está en la silla del abogado defensor: ¿Quién acusará
a los hijos de Dios?.
de la Tentación; hoy, el monte de la Transfiguración.
Todavía quedan dos, el monte Calvario y el monte de la Ascen-
sión.
Son como resúmenes de la vida de Jesús: la tentación, la pre-
sencia de Dios, la pasión y muerte, y el éxito final. Todo eso
incluidas la cruz y la muerte, son presencia de Dios, trabajo
de Dios por nosostros. Unas veces radiante, otras amarga. Como
la dura prueba de Abrahám, que nos horroriza hasta que enten-
demos que el Señor no exige el sacrificio de Isaac.
Y aun en medio de muchas pruebas, de muchas oscuridades, una
frase de Pablo brilla como una guía imprescindible: "Si Dios
está con nosotros, ¿quién estrá contra nosotros?". Si imagi-
namos la tradicional escena del Juicio de Dios, Pablo la cam-
bia: entramos en el tribunal, el sillón del juez está vacio:
¡Dios está en la silla del abogado defensor: ¿Quién acusará
a los hijos de Dios?.