SALVANDO VIDAS
En el convento de las Hermanas se Sion de Vía Garaibaldi,
en Roma, escondieron y salvaron a 187 judíos durante la
ocupación nazi.
Sor Dora Rutar, entonces novicia, cuenta: "El 16 de Octubre
de 1943, cuando comenzó la persecución de los judíos, muchas
familias se presentaron ante la verja de nuestra casa para
pedir asilo. Cada día venían más, por lo que alcanzamos
rápidamente el número de 187... La superiora los acogió a
todos porque eso significaba salvarles la vida... Al prin-
cipio se creía que la persecución duraría poco; por el
contrario, tuvimos que sobrellevar la situación durante
nueve meses... Sn la ayuda del Vaticano hubiera sido
imposible dar de comer a todos.
La Secretaría de Estado nos dio una hoja en la que estaba
escrito "Propiedad del Vaticano", de manera que se pudiera
impedir cualquier injerencia de los soldados alemanes.
Pegamos esta hoja en la entrada principal y organizamos
un plan de emergencia. En caso de peligro, el portero tenía
que hacer sonar el timbre escondido. En mayo de 1944 inten-
taron entrar. La hermana utilizó la hoja de la Secretaría
de Estado para detenerlos y se fueron, también porque
estaban a punto de llegar los aliados.
En el convento de las Hermanas se Sion de Vía Garaibaldi,
en Roma, escondieron y salvaron a 187 judíos durante la
ocupación nazi.
Sor Dora Rutar, entonces novicia, cuenta: "El 16 de Octubre
de 1943, cuando comenzó la persecución de los judíos, muchas
familias se presentaron ante la verja de nuestra casa para
pedir asilo. Cada día venían más, por lo que alcanzamos
rápidamente el número de 187... La superiora los acogió a
todos porque eso significaba salvarles la vida... Al prin-
cipio se creía que la persecución duraría poco; por el
contrario, tuvimos que sobrellevar la situación durante
nueve meses... Sn la ayuda del Vaticano hubiera sido
imposible dar de comer a todos.
La Secretaría de Estado nos dio una hoja en la que estaba
escrito "Propiedad del Vaticano", de manera que se pudiera
impedir cualquier injerencia de los soldados alemanes.
Pegamos esta hoja en la entrada principal y organizamos
un plan de emergencia. En caso de peligro, el portero tenía
que hacer sonar el timbre escondido. En mayo de 1944 inten-
taron entrar. La hermana utilizó la hoja de la Secretaría
de Estado para detenerlos y se fueron, también porque
estaban a punto de llegar los aliados.