El jardin de las delicias.
Es una de las obras más conocidas del
Bosco. Se trata de un tríptico pintado al óleo
sobre tabla que se puede cerrar, de tal modo
que presenta dos cuadros, uno cuando está
cerrado y otro cuando está abierto. Fue adquirida
por FelipeII y enviada al monasterio
de El Escorial en 1539. Allí estuvo cuatro siglos.
En la actualidad forma parte de los fondos
de exposición permanente del Museo del Prado
de Mdrid, donde ingresó como depósito
del Patrimonio Nacional en 1939.
El cuadro cerrado alude al tercer día de la
creación del mundo. Se representa un globo
terráqueo, con la Tierra dentro de una esfera
transparente. Solo hay formas vegetales y
minerales, no hay animales ni personas. Está
pintado en tonos grises. Al abrirse, el tríptico
presenta en el panel izquierdo, una imagen
del paraíso con Adán y Eva. En el panel central
se representa la locura desatada la lujuria,
donde se descubre todo tipo de placeres
carnales, que son la prueba de que el hombre
ha perdido la gracia. Por último, la tabla de
la derecha representa la condena en el infierno;
en ella el pintor nos muestra un escenario
apocalíptico y cruel en el que el ser humano
es condenado por su pecado.
Es una de las obras más conocidas del
Bosco. Se trata de un tríptico pintado al óleo
sobre tabla que se puede cerrar, de tal modo
que presenta dos cuadros, uno cuando está
cerrado y otro cuando está abierto. Fue adquirida
por FelipeII y enviada al monasterio
de El Escorial en 1539. Allí estuvo cuatro siglos.
En la actualidad forma parte de los fondos
de exposición permanente del Museo del Prado
de Mdrid, donde ingresó como depósito
del Patrimonio Nacional en 1939.
El cuadro cerrado alude al tercer día de la
creación del mundo. Se representa un globo
terráqueo, con la Tierra dentro de una esfera
transparente. Solo hay formas vegetales y
minerales, no hay animales ni personas. Está
pintado en tonos grises. Al abrirse, el tríptico
presenta en el panel izquierdo, una imagen
del paraíso con Adán y Eva. En el panel central
se representa la locura desatada la lujuria,
donde se descubre todo tipo de placeres
carnales, que son la prueba de que el hombre
ha perdido la gracia. Por último, la tabla de
la derecha representa la condena en el infierno;
en ella el pintor nos muestra un escenario
apocalíptico y cruel en el que el ser humano
es condenado por su pecado.