Jesús es un enamorado de la naturaleza,
especialmente de las plantas. Sus ojos
pueden ver en ellas el poder de Dios, su
sabiduría y su paciencia.
El evangelio nos acerca a uno de sus temas
más queridos, la vida vegetal, las plantas,
la semilla, el crecimiento. El hombre duerme
y la semilla sigue germinando, desde dentro
hacia fuera, en silencio, de día y de noche,
por la acción de Dios. Una semilla parece
pequeña y frágil, pero de ella surge una planta,
incluso un arbol enorme. Así es la acción de
Dios, así crece la fe.
Ese es el secreto de nuestro caminar en la vida,
como recuerda Pablo: "Caminaras sin verlo, guiados
por la fe". Y es el secreto de nuestra confianza,
porque no nos fiamos simplemente de nuestra mente
y nuestro esfuerzo, sino la acción de Dios. El
profeta Ezequiel ha contemplado ya este modo de
actuar de Dios, en lo más intimo de nuestro ser:
plantados por Dios, como una rama pequeñita,
llevados por el mismo Dios a toda la plenitud.
especialmente de las plantas. Sus ojos
pueden ver en ellas el poder de Dios, su
sabiduría y su paciencia.
El evangelio nos acerca a uno de sus temas
más queridos, la vida vegetal, las plantas,
la semilla, el crecimiento. El hombre duerme
y la semilla sigue germinando, desde dentro
hacia fuera, en silencio, de día y de noche,
por la acción de Dios. Una semilla parece
pequeña y frágil, pero de ella surge una planta,
incluso un arbol enorme. Así es la acción de
Dios, así crece la fe.
Ese es el secreto de nuestro caminar en la vida,
como recuerda Pablo: "Caminaras sin verlo, guiados
por la fe". Y es el secreto de nuestra confianza,
porque no nos fiamos simplemente de nuestra mente
y nuestro esfuerzo, sino la acción de Dios. El
profeta Ezequiel ha contemplado ya este modo de
actuar de Dios, en lo más intimo de nuestro ser:
plantados por Dios, como una rama pequeñita,
llevados por el mismo Dios a toda la plenitud.