DOMINGO 16 DEL TIEMPO ORDINARIO.
Jesús busca un rincón discreto para estar
a solas con los discípulos. Pero no le dejan,
Bellisima escena, relato conmovedor.
A Jesús no le dejan ni comer, ni tomarse
un respiro, así de intensa es la esperanza
que suscita. Es que siembra la paz, la reconciliación,
la cercanía de Dios. Y es que el pueblo estaba
mal cuidado, mal alimentado, como ovejas sin pastor,
como los antiguos "pastores" fustigados por Jeremías.
Como contrapeso del abandono de su pueblo, Dios mismo
los va a pastorear. Es preciosa la promesa del Señor:
"Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá".
Eso mismo es lo que celebra Pablo, la reconciliación
de los dos pueblos, judíos y gentiles, por la paz que
trae Jesús, porque la gran noticia es que todos,
absolutamente todos, son hijos del mismo Padre.
Es el maravilloso efecto de los buenos pastores,
los que anuncian y transmiten a Jesús que suscitan
paz y esperanza, que ponen más luz y fuerza en
nuestra fe.
Jesús busca un rincón discreto para estar
a solas con los discípulos. Pero no le dejan,
Bellisima escena, relato conmovedor.
A Jesús no le dejan ni comer, ni tomarse
un respiro, así de intensa es la esperanza
que suscita. Es que siembra la paz, la reconciliación,
la cercanía de Dios. Y es que el pueblo estaba
mal cuidado, mal alimentado, como ovejas sin pastor,
como los antiguos "pastores" fustigados por Jeremías.
Como contrapeso del abandono de su pueblo, Dios mismo
los va a pastorear. Es preciosa la promesa del Señor:
"Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá".
Eso mismo es lo que celebra Pablo, la reconciliación
de los dos pueblos, judíos y gentiles, por la paz que
trae Jesús, porque la gran noticia es que todos,
absolutamente todos, son hijos del mismo Padre.
Es el maravilloso efecto de los buenos pastores,
los que anuncian y transmiten a Jesús que suscitan
paz y esperanza, que ponen más luz y fuerza en
nuestra fe.