CANTORAL: victimas de los adultos...

victimas de los adultos
Los niños soldado relatan las monstruosidades
que lideres adultos les han obligado a
cometer. El propio desarrollo físico del cerebro
explica muchas de sus acciones.
Son jóvenes que están desarrollando sus
facultades emocionales y mentales, aunque
sus cuerpos digan que son adultos. La zona
del lóbulo prefrontal del cerebro todavía está
madurando. Es la zona del cerebro que utilizan
los adultos para medir las consecuencias
de sus actos y es la última en desarrollarse
por completo (al final de la adolescencia o
comienzo de la edad adulta). La amígdala
cerebral es la zona asociada con el instinto
de supervivencia y los impulsos más primitivos.
Se desarrolla muy pronto, pues es necesaria
para regular las funciones corporales
básicas, emociones e impulsos.
Los adultos maduros, suelen confiar en lo que
les dicta su lóbulo prefrontal; los más jovenes
no pueden hacerlo porque no se ha desarrollado
en ellos todavía. Los jóvenes son incapaces
de prever las consecuencias de sus actos. La
reflexión suele hacerse presente con el raciocinio
propio de edades más adultas,
si es que uno vive los suficiente para disfrutar
de tales capacidades.
A estos adolescentes,
convertidos en niños soldado se les escapan
las consecuencias de sus actos. Por eso están
más dispuestos que los adultos a vivir situaciones
de peligro, pues no actúan de modo
racional sino visceral, basado, casi exclusivamente,
en el deseo de sobrevivir.
El cerebro de estos jóvenes, continuamente
expuestos a los horrores de secuestros, violencia
sin sentido y asesinatos, está saturado
de adrenalina, que sirve para mantenerse
despierto en lo que afecta a la propia supervivencia,
pero dificulta la maduración de las
zonas del cerebro en una de las etapas más
importantes de su desarrollo.
La maduración del lóbulo y la capacidad
de saber elegir y controlar las emociones es
un aprendizaje lento que se va forjando con
las experiencias cotidianas. De modo que el
estrés constante y la violencia será lo que
forme la identidad de estos niños y sus
conciencias, así como la imagen de sí mismos y del
mundo que les rodea.
Dado que el cerebro de estos jóvenes no
está plenamente desarrollado, no se les puede
obligar a dar la talla que sí deben dar los
adultos.