QUERIDOS ABUELOS
¿Vamos a la playa?, ¿A la montaña? ¿Por
qué no vamos al pueblo? En los últimos años
se ha recuperado como destino de veraneo.
Todo el que haya pasado algún verano
en el pueblo, seguro que tiene muchos, muy
buenos recuerdos. Además de la comida, la
sisesta, jugar en la calle, la ausencia de
horarios, paseos en bici, buscar moreas...,
el pueblo nos ofrece la posibilidad de
encontrarnos con la familia y, en especial,
con los abuelos. Las relaciones intergeneracionales
nos enriquecen, pues necesitamos a las
personas mayores. Los valores que aportan son
muy actuales y no hay que olvidar que todos
somos más o menos dependientes en algún momento.
El juego entre abuelos y nietos permite
intercambiar realidades y preferencias. Los
pequeños aprenderán juegos que no necesitarán
de conexión eléctrica y seguro que sí de
mucha imaginación.
Hacer excursiones, aunque sea un paseo,
les permitirá entrar en contacto con la naturaleza
y detenerse en detalles que a diario
no pueden ver en la ciudad o les pasan inadvertidos.
Seguro que no faltarán las historias
que recordarán mucho tiempo después. Cocinar, ver fotos,
cantar, cuidar las plantas...
¡Todo es mejor con los abuelos!
¿Vamos a la playa?, ¿A la montaña? ¿Por
qué no vamos al pueblo? En los últimos años
se ha recuperado como destino de veraneo.
Todo el que haya pasado algún verano
en el pueblo, seguro que tiene muchos, muy
buenos recuerdos. Además de la comida, la
sisesta, jugar en la calle, la ausencia de
horarios, paseos en bici, buscar moreas...,
el pueblo nos ofrece la posibilidad de
encontrarnos con la familia y, en especial,
con los abuelos. Las relaciones intergeneracionales
nos enriquecen, pues necesitamos a las
personas mayores. Los valores que aportan son
muy actuales y no hay que olvidar que todos
somos más o menos dependientes en algún momento.
El juego entre abuelos y nietos permite
intercambiar realidades y preferencias. Los
pequeños aprenderán juegos que no necesitarán
de conexión eléctrica y seguro que sí de
mucha imaginación.
Hacer excursiones, aunque sea un paseo,
les permitirá entrar en contacto con la naturaleza
y detenerse en detalles que a diario
no pueden ver en la ciudad o les pasan inadvertidos.
Seguro que no faltarán las historias
que recordarán mucho tiempo después. Cocinar, ver fotos,
cantar, cuidar las plantas...
¡Todo es mejor con los abuelos!