Consta de cuatro tramos con
bóveda de cañón en la nave central y un crucero que no sobresale de las naves con bóveda de crucería.
Por 1685 se debió de restaurar todo el
edificio, que al parecer, estaba en mal estado. Se reconstruyó la bóveda de la nave central en ladrillo, levantándola hasta la altura de la
espadaña, lo que permitió añadir
ventanales que mejoraron la iluminación; y también los contrafuertes de la
fachada meridional para evitar su hundimiento.