La villa de
Castrillo de Onielo, antes llamada Castrillo de la Peña, se ubica sobre un ligero cerro entre las localidades de
Vertavillo,
Valle de Cerrato,
Baltanas y
Villaconancio.
Situada en la comarca del Cerrato palentino, treinta kilómetros la separan de la capital.
El nombre de Castrillo viene del latín castrum,
castillo,
plaza fuerte o ciudadela. En cuanto al apellido Onielo, desconocemos su origen o significado, pero algunos cronistas dicen que su actual denominación significa castillo de la señora Eylo.
La puebla que se asentaba en el solar que hoy ocupa Castrillo de Onielo posiblemente fuera llamada castrum por los
romanos, puesto que se cree que conto con castillo y fuerte
muralla periférica en las épocas celtibérica y
romana, a juzgar por la monumentalidad del
arco de
puerta de entrada a la villa y el emblema de la misma, así como por los restos hallados. Fue reconquistada por las huestes del rey de
Asturias Alfonso III el Magno a finales del siglo IX y repoblada con gentes cristianas del norte. Tras la reconstrucción de las edificaciones defensivas, formó parte de una serie de fortificaciones que se levantaron a lo largo de los
ríos Esgueva y Arlanza, e las actuales provincias de
Burgos,
Valladolid y
Palencia.
Una de las primeras personalidades feudales que ostentaron el señorío de esta villa fue doña Eylo Alfonsez, primera esposa de Pedro Ansurez, conde de Liebana, Carrión, de Saldaña y señor de Valladolid, ciudad fundada por él en el año 1072 sobre el solar de núcleos de poblaciones anteriores.
En 1041, el matrimonio formado oor Gundisalbo Belasquoz y Gotina vendieron a Gelbira un solar y otras heredades que poseían en la hoy villa de Castrillo de Onielo por la cantidad de veinte sólidos de plata. En 1233, Castrillo de Onielo era lugar de behetria y señorío natural de un buen número de personajes distinguidos de la época.
En 1475, al concejo municipal de Castrillo de Onielo le correspondió pagar 22652 dmaravedíes de los 835223 que tenía que abonar la Merindad de Cerrato como contribución a la corona. A finales del siglo XV, la villa era señorío de López Vázquez de Acuña, segundo conde de Buendía.
Durante la guerra de las Comunidades de Castilla los vecinos de Castrillo fueron obligados por el obispo Antonio de Acuña, jefe comunero al frente de sus mes adas, a entregar bienes, armas, enseres de guerra, dinero y peones de obra para reforzar la fortificaciones de Dueñas
En Castrillo de Onielo nació don Francisco Martínez de Castrillo el año 1520,
médico odontólogo del rey Felipe II y su primogénito, el príncipe Carlos. En 1557 público en Valladolid su obra coloquio breve y compendioso sobre la materia de la dentadura y maravillosa obra de la boca.
SERVICIOS A LA CORONA. En 1528, los 118 vecinos percheros residentes en Castrillo pagaban 13600 maravedíes en concepto de servicio a la corona. En el siglo XVIII, Castrillo figuraba como villa de realengo, no obstante, pagaba al
monasterio de
San Juan, situado a las afueras de B-estad, 36 reales y 12 maravedíes en concepto de martiniega.
Mediados del SIGLO XXI, el diccionario geográfico -estadistico-historico de
España y sus posesiones de ultramar de Pascual Madoz decía de Castrillo de Onielo,, villa con
ayuntamiento en la provincia y diócesis de Palencia, partido judicial de Baltanas, audiencia territorial y capitanía general de Valladolid. Cuenta 110
casas con dos pisos de once a doce varas de altura y de mala distribución interior por ser muy antiguas en las que moran 102 vecinos que suman 531 almas, una
escuela de primeras letras con la dotación de 1750 reales, a la que concurren 23 alumnos; una
casa consistorial, dos
plazas pequeñas cuadradas y llanas, las
calles aunque sin empedrar, son cómodas, limpias y rectas, un pósito, una
iglesia parroquial dedicada a nuestra señora de la Paz servida por tres beneficiarios,: dos
ermitas extranuros: Nuestra Señora de Villabustos y Nuestra Señora del Cortijo; un
cementerio a 400 metros; cuatro
fuentes de buenas y abundantes
aguas fuera de la población; un
pozo para
abrevadero de los
ganados, un
lavadero cuadrado bien construido y dos
molinos harineros en estado regular.
De la muralla que rodeaba la valla desde la época de los celtíberos aún se conservan algunos restos y parte de sus accesos, como la puerta del Arco, así como parte de otra puerta al extremo opuesto del casco urbano. En línea con este tramo de muralla se eleva una de las dos
torres que posiblemente correspondían al antiguo castillo, demolido en 1515 por mandato real. Eran propiedad de Teresa Sarmiento, que las aportó, entre otros bienes, como dote para su matrimonio con Pedro de Acuña y Herrera, primer señor de
villaviudas. Tras su muerte, ninguno de sus tres hijos quiso quedarse con ellas, por estar en muy mal estado, a pesar de disponer de artillería, pólvora yballestas, como armas defensivas.
Una villa que tiene muchas
bodegas, pero no se conoce ningún caldo famoso o popular procedente de sus viñedos.