No soy adivino, detrás de unos días sosos ha llegado el acontecimiento, una
nevada en serio -invernal-. De treinta o cuarenta centímetros. Hace medio siglo se paralizaría la vida de la Villa. Tendría ocasión de retratarla en pleno y virginal espectáculo, tres o cuatro
fotos de principio de mañana lo reflejan. Hoy día un poco después del sueño de la
nieve virgen desaparece con el quitanieves municipal abriendo huella en las
calles, con la gente pisándolo todo con sus atuendos modernos, reservadoa antaño para montañeros experimentados, botas impermeables, goretex en todo, güetres hasta las rodillas, gorros de todo tipo, manoplas...