Llegan muy tarde, a finales de febrero, arman el
nido, que se le había derribado la empresa eléctrica. Cuidan de su pequeño y un águila se le lleva. No regresan al nido en dos semanas. Vuelven para criar de nuevo y siguen luchando por seguir con su empeño de tener descendencia... Desde la
ventana de nuestra cocina, seguimos todos los días sus andanzas...