Esta
foto me recuerda otra de tiempos
felices, aunque su transformación me indica que no fue el pasado mejor que el presente o desde otro punto de vista no hay nada que no pueda cambiar con el tiempo.
Pero el lugar está presidido por el Pico Almonga, que en medio siglo sigue igual, porque para él ese tiempo es una insignificancia.
Verlo así con
nieve de un
invierno que parecía prematuro, le da un encanto singular. Hoy incluso sus
calles tienen nombre y lo han heredado de algo que existió, aunque ahora estén solo en el recuerdo.
Calle de las
Torres en alusión al único
edificio que había en aquel lugar y Calle del Plantío recordando la chopera que durante mucho tiempo alimentó las arcas de Cervera ¡cada dos décadas!
Y ahora con la cercanía del
Centro de Salud y otros servicios públicos el lugar es muy transitado.