El
Parador se encuentra en un paraje boscoso. Un bosque que en su primeros años de vida era lo que aquí se conoce como mata de roble, lugares usados durante mucho tiempo para cortar en el
otoño y servir sus hojas de alimento en el duro
invierno al
ganado ovino especialmente, ya que el caprino había sido eliminado por órdenes superiores.
Sin embargo a partir del funcionamiento del Parador esa mata dejó de servir para ese fin y ahora es más bien un bosquete de robles maduros, “Quercus pirenaica”.
La
foto de hoy lo deja claro. El Parador asoma tímidamente entre los
árboles y dominando el horizonte se encuentra lo que durante mucho tiempo se llamó
Sierra de Alba y ahora sus cumbres con nombres propios, está presidida por Curavacas.